8 Jun 2012

El mundo del revés



Descubro hoy, porque hoy uno es así (hoy... somos así) que me gusta estar cabeza abajo. Como cuando era niño y me colgaba de la rama de la higuera gigante en la que habíamos montado la casita mi primo y yo (os lo juro, nunca habéis visto una higuera así de grande): la rama encajando perfectamente en mis corvas y yo con los brazos tendidos hacia el suelo, la camiseta cayéndose, dejando al descubierto el ombligo y arrugándoseme en el cuello, el cielo a mis pies y un suelo de hierbas y margarititas por cielo. 

Hoy, pues, me dicen que si voy del revés, cambiaré el mundo. Yo me vuelvo niño un rato, me cuelgo —o me descuelgo— y aquí estoy. 

Veo el mundo del revés, y mira tú, me gusta (esto, me digo, hay que hacerlo más veces: le reconcilia a uno con el las cosas. Así dejo los porros, el yoga, la meditación y el sexo. No, el sexo no. Bueno, la meditación tampoco.) Me gusta ver que tengo el cielo a mis pies y que mi cielo de ahora es verde esperanza y lleno de florecitas. La gente pasa y esas comisuras que antes veía caer hacia el suelo ahora suben hacia el cielo en una inequívoca sonrisa. El sur del mundo ha pasado a ser el norte. Los bancos dan dinero a los necesitados y sus directores lo dejan todo para ir a hacer voluntariado a EEUU (en el Sur, en el Sur) ayudando a desmantelar bases militares para reconvertirlas en comunas bio-ecosostenibles. Ángela Merkel es atractiva y se ha enamorado de un minero griego. Rajoy ha salido por fin del armario y ha nacionalizado Telefónica, Repsol y el Parlamento. Monsanto hace agricultura ecológica biodinámica. Leonard Cohen canta canciones alegres. Ray Bradbury no ha muerto. Cortázar sí, pero se ha reencarnado en mí. Yo soy un escritor de éxito. Ella me ama. 

Esto de ver el mundo al revés necesita cierto entrenamiento. Leer páginas web, por ejemplo, aún me resulta difícil: no controlo bien el scrolling y me lío. Y como se me sube (¿o se me baja?) un poco la sangre a la cabeza con este descuelgue que llevo hoy, me doblo hacia arriba para echarle un vistazo a la paginita ésa que me ha hecho ponerme del revés. Y lo que veo es esto:


Apago todo a capón. Cierro los ojos y vuelvo a descolgarme hacia el suelo/cielo. Abro los ojos:

y veo el mundo del revés, y mira tú, me gusta (esto, me digo, hay que hacerlo más veces: le reconcilia a uno con el mundo. Así dejo los porros, el yoga, la meditación y el sexo. No, el sexo no. Bueno, la meditación tampoco.) Me gusta ver que tengo el cielo a mis pies y que mi cielo de ahora es verde esperanza y lleno de florecitas. La gente pasa y esas comisuras que antes caían hacia el suelo ahora suben hacia el cielo en una inequívoca sonrisa. El sur del mundo ha pasado a ser el norte. Los bancos dan dinero a los necesitados y sus directores lo dejan todo para ir a hacer voluntariado a EEUU (en el Sur, en el Sur) ayudando a desmantelar bases militares para reconvertirlas en comunas bio-ecosostenibles. Ángela Merkel es atractiva y se ha enamorado de un minero griego. Rajoy ha salido por fin del armario y ha nacionalizado Telefónica, Repsol y el Parlamento. Monsanto hace agricultura ecológica biodinámica. Leonard Cohen canta canciones alegres. Ray Bradbury no ha muerto. Cortázar sí, pero se ha reencarnado en mí. Yo soy un escritor de éxito. Ella me ama....




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a posteriori:

SOMOS. Un palíndromo: se lee del revés, sí. Pero curiosamente, lo que se lee... es lo mismo. 


2 comments:

Turayya said...

Me cuesta mucho imaginarme ni a Merkel atractiva ni a Cohen cantando por alegrías, es más, me niego, sobre todo a lo primero, así que supongo que no se me da bien ir cabeza abajo (upside down <> cabizbajo = triste!)

Emix Bebox said...

Je, muchas gracias, Turaya. Cosas del maldito corrector de Word, y de la falta de relectura (eso de postear desde el trabajo con las prisas: que no te vean gandulear en interné). Pero mira tú, quién sabe, será que el Word interpretó mi sentir... hay cosas que a uno le ponen triste... y también upside down). ;)